martes, 27 de marzo de 2012

EL ARTE EN LA GUERRA

En una época en que el mundo está sufriendo importantes transformaciones a un ritmo vertiginoso (cambios de mentalidad, avances técnicos y científicos) junto con hechos que conmovieron el mundo: la Guerra Civil Española (1936 - 1939) y la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945) fueron el espaldarazo definitivo para que el sentimiento de crisis sentido desde principios del siglo XX fuera absoluto. De igual manera, el contexto colombiano también ha estado marcado por la guerra y aunque el panorama parezca desolador aun se escuchan gritos de esperanza. A través de una manifestación artística (pintura, fotografía, música, literatura, etc.) o un ensayo (600 palabras) exprese el sentimiento que le genera la guerra teniendo como base la pintura Guernica de Pablo Picasso, la novela El lápiz del carpintero de Manuel Rivas y la obra musical El sombrero de los tres picos de Manuel de Falla.



A Pepe Sánchez lo fusilaron un amanecer lluvioso de otoño del 38. La víspera, las palabras desaparecieron de la prisión. Lo que quedaba de ellas eran despojos en el chillido de las gaviotas. El lamento de un pasador en la garganta del cerrojo. Las boqueadas de los sumideros. Y entonces Pepe se puso a cantar. Cantó toda la noche acompañado desde sus celdas por los músicos de la Orquesta Cinco Estrellas, con sus instrumentos de aire. Cuando se lo llevaban, con el cura detrás murmurando una oración, aún tuvo humor para gritar por el pasillo: ¡Vamos a tomar el cielo!

Manuel Rivas. El lápiz del carpintero.



Manuel de Falla

El sombrero de los tres picos




sábado, 14 de marzo de 2009

El hombre en la ventana

¿Cuánto tiempo ha pasado? No puede ser tan difícil comprender que un hombre, aquel que en sus ojos refleja un alma cansada, logre percibir una luz negra en medio de una estancia fosfórica o que escuche lo que una voz sorda tiernamente le susurra a los labios. Yo lo entendí de la manera más sencilla, cuando después de aquella noche las primeras luces de la mañana me encontraron sentado con un cigarrillo en la boca mientras miraba a la manera de un místico cómo se extinguía la luna tras el cristal de la ventana. Desde entonces, aquellas luces no son el anuncio de un nuevo día; me anuncian el final de lo mágico, el descanso del espíritu y la imperiosa necesidad de esconder el verdadero ser tras la fría máscara del no-ser. Ahora contemplo el sublime fenómeno que la noche envuelve; brota como savia por paredes polvorientas y se desliza desgarrando en vida todo lo que esconde: ¡Belleza espumosa celosamente guardada!...